Meditar en la palabra «espiritualidad» lleva implícita la conexión con Dios y para nuestra cultura asociar «sexualidad» con «espiritualidad» no es solo extraño sino que también asusta.
Sin embargo cuando analizamos un poco en profundidad podemos darnos cuenta que la sexualidad es una experiencia profundamente espiritual.
Lo primero es entender que toda la Creación está hecha de la unión de lo Masculino y lo Femenino.
Hay algo que «desea» crear y algo que «recibe» ese deseo.
Lo que «desea» crear proyecta su intención y lo que «recibe» es impregnado por esa intención y luego gesta y manifiesta.
Así es como Dios creó todo y crea eternamente lo que existe.
Hombre y mujer no son más que la expresión encarnada de dos fuerzas cósmicas que interactúan y danzan en un maravilloso juego de creación.
El hombre tiene un pene que es el órgano que representa esa fuerza masculina que se proyecta y que siembra la semilla.
La mujer tiene una vagina que representa el aspecto femenino que recibe y tiene un útero que gesta la intención impregnada por el masculino.
Dice una máxima espiritual que «como es arriba es abajo» y así se cumple con nuestros cuerpos humanos y la sexualidad.
En el principio de Todo solo había una cosa.
La Fuente Universal de donde todo proviene que era y es Una sola cosa.
Pero tan pronto la Fuente decidió «conocerse» se dividió en dos, en el «deseo o voluntad» y en quien «recibe» ese «deseo».
Se puede decir entonces que la Unidad se volvió Dualidad.
Cuando hacemos el amor realmente disolvemos la Dualidad.
Cuando el pene entra en la vagina entonces dos cuerpos se vuelven uno y ya nada nos separa de la Fuente, es decir, regresamos al principio de Todo, volvemos al Hogar.
¿Cómo dudar entonces que la sexualidad es una experiencia espiritual?
¿No han sentido acaso alguna vez haciendo el amor que vivieron una experiencia mística?
¿No han sentido que «tocaron el cielo»?
¿No ha brotado la palabra «Dios» más de una vez de sus labios?
Hacer el amor es un acto sagrado porque nos conecta con la Creación.
Es posible que pensemos que el único momento en que el sexo en pareja crea algo es cuando ocurre un embarazo y se gesta un nuevo ser.
Sin embargo nuestro poder creador es mucho más complejo y poderoso.
Cada vez que nos unimos sexualmente estamos creando algo.
Creamos proyectos, creamos estados de consciencia y creamos nueva cualidad de amor.
Quiero invitarlos a que de ahora en adelante se permitan pensar que todo encuentro sexual es un encuentro sagrado, ya que desde el momento en que se miran y se desean se activa la danza creadora.
Es la intención la que transforma todo.
El hombre debe ver en la mujer la encarnación de la fuerza cósmica femenina que será la que geste esa intención.
Si la ama, la respeta, la honra, la desea y le produce mucho placer ella podrá recibir con confianza y seguridad esa semilla y mostrarle a él su belleza masculina cuando vea el resultado de su creación.
Todos los días el sol impregna de vida a la tierra y ella manifestando vida le refleja a él su belleza.
Ese es el Misterio de la sexualidad.
Amor, respeto, honra, placer, entrega, son los ingredientes para tocar la dimensión espiritual de la sexualidad.
Esta noche los invito como pareja a disfrutar del placer del sexo con la consciencia de que algo maravilloso y trascendental está pasando.
Esta noche cuando se exciten y se amen disuélvanse en ese placer y así se revelará la verdad de quienes son…